En los primeros tiempos de las telecomunicaciones, el invento del teléfono de Alexander Graham Bell en 1876 revolucionó la forma en que los seres humanos se conectaban. Los primeros teléfonos, bastante diferentes de los actuales, se emparejaban, permitiendo la comunicación entre dos puntos fijos. A medida que estos dispositivos se desarrollaron y transformaron con el tiempo, la tecnología se hizo más sofisticada y, con ella, surgieron nuevos riesgos.
Hay innumerables historias del siglo XX relacionadas con las escuchas telefónicas, en las que la vigilancia secreta se realizaba a través de líneas telefónicas independientes. El tristemente célebre escándalo Watergate de los años 70 puso de relieve la proliferación de las escuchas telefónicas y suscitó debates sobre el derecho a la intimidad y las libertades.
En el siglo XXI, el panorama de las telecomunicaciones sufrió un cambio radical con la llegada de los teléfonos móviles. Se han convertido en potentes ordenadores que llevamos en el bolsillo, lo que nos otorga una comodidad increíble a costa de la privacidad. El desarrollo de la tecnología ha provocado un aumento de las huellas digitales, gracias al GPS, los puntos Wi-Fi, las aplicaciones e incluso los propios dispositivos. Cada interacción con nuestros teléfonos emite una plétora de señales, lo que hace que estos dispositivos sean rastreables. Por eso es de vital importancia que conozcamos las medidas para hacer que nuestros teléfonos sean ilocalizables en una época en la que la privacidad es una preocupación acuciante.
¿Qué es el rastreo telefónico?
El gadget inteligente que lleva en el bolsillo -su smartphone- es un tesoro de datos, a la espera de ser descubierto. El rastreo o seguimiento telefónico consiste en la recopilación y el tratamiento de esta información por diversas entidades, desde fabricantes de dispositivos y desarrolladores de aplicaciones hasta empresas de publicidad y, en algunos casos, agentes especiales.
Todos los teléfonos inteligentes rastrean a sus usuarios hasta cierto punto. Con funciones como GPS, Wi-Fi y datos móviles, los smartphones pueden dar acceso a tu ubicación en tiempo real. Algunas aplicaciones pueden requerir acceso a la cámara, el micrófono o la lista de contactos, dependiendo de sus funciones. Toda esta información, tus preferencias, interacciones, ubicaciones e incluso búsquedas en Internet, se recopila meticulosamente para crear perfiles completos sobre ti.
A los anunciantes les interesan especialmente estos datos, ya que los utilizan para hacer publicidad dirigida, adaptada a los gustos personales del individuo. Además, los fabricantes y desarrolladores suelen utilizar los datos recogidos para mejorar funciones y desarrollar otras nuevas que satisfagan las necesidades del consumidor. Aunque estos aspectos de la recogida de datos pueden aportar comodidad y personalización, no hay que subestimar los problemas de privacidad asociados.
Por ejemplo, casi todas las aplicaciones del App Store de Apple rastrean algo de tus datos personales.
Además, el rastreo telefónico puede tener implicaciones más insidiosas. Los ciberdelincuentes o piratas informáticos pueden utilizar estas tecnologías de rastreo con fines ilícitos, como el robo de identidad, el chantaje o incluso el acoso personal. Los datos confidenciales almacenados en un teléfono -fotografías, correos electrónicos, detalles financieros, etc.- pueden caer en las manos equivocadas con consecuencias nefastas. Además, la vigilancia por parte de las autoridades gubernamentales es otra de las principales preocupaciones que han sacado a la luz los denunciantes en la última década. Aunque su objetivo sea la seguridad, puede vulnerar el derecho a la intimidad de las personas.
El rastreo telefónico, aunque intrínsecamente neutro, es un arma de doble filo, ya que ofrece ventajas de comodidad y personalización, pero también abre la puerta a graves problemas de privacidad. Si no se comprueba y controla adecuadamente, puede suponer una violación sustancial de la privacidad y la seguridad personales. De ahí la importancia de aprender a hacer que tu teléfono sea imposible de rastrear y de blindar tu vida digital.
6 consejos para que tu teléfono sea imposible de rastrear
1. Apague el dispositivo:
El método más eficaz para hacer que su teléfono sea imposible de rastrear es apagarlo por completo. Esta acción te desconecta efectivamente de la red, esencialmente sin dejar rastros para que tu dispositivo pueda ser rastreado. Es un método relativamente extremo, y significa que no estarás localizable, pero es efectivo.
2. Active el modo avión:
Si apagar el teléfono por completo no es una opción, activar el modo avión puede ser una alternativa adecuada. Esta función, estándar en casi todos los dispositivos móviles, interrumpe la capacidad del teléfono para comunicarse con redes móviles, Wi-Fi y Bluetooth. En este modo, el teléfono es prácticamente invisible para estas redes.
3. Desactivar los datos de localización GPS:
El Sistema de Posicionamiento Global (GPS) es una de las formas más precisas de rastrear tu dispositivo, ya que proporciona tus coordenadas geolocalizadas exactas. Puedes desactivar el GPS de tu smartphone para que sea menos rastreable, pero ten en cuenta que esto limitará determinadas características y funciones, por ejemplo, las aplicaciones de mapas o de uso compartido de vehículos.
4. Evite las redes Wi-Fi públicas:
Los hotspots Wi-Fi públicos pueden ser aprovechados a menudo por hackers y otros agentes nefastos para rastrear tu dispositivo. Incluso pueden infiltrarse ilícitamente en tu dispositivo para robar tus datos personales. Por lo tanto, se recomienda utilizar los datos del móvil o redes Wi-Fi privadas de confianza siempre que sea posible.
5. Consigue una aplicación VPN:
Las aplicaciones de redes privadas virtuales (VPN) son herramientas indispensables para cualquier buscador de privacidad. Al cifrar los datos que entran y salen de tu teléfono, las VPN no sólo mantienen segura tu información, sino que también ocultan tu actividad en línea y tu ubicación física a los ISP, haciendo que tu teléfono sea menos rastreable. En algunos casos, incluso las aplicaciones de mensajería como Skyda tienen una VPN integrada en la aplicación, por lo que no es necesario adquirir software adicional (
Más información).
6. Utilice una jaula de Faraday:
Otro método es utilizar una jaula de Faraday, un recinto especial inventado por el científico Michael Faraday ya en 1836. Una bolsa de Faraday moderna, hecha especialmente para smartphones, bloqueará los campos electromagnéticos que entren (o salgan) de tu dispositivo, haciéndolo imposible de rastrear. Aunque deja el teléfono prácticamente inutilizable cuando está dentro, es una forma eficaz de preservar tu intimidad cuando lo necesitas. Puedes encontrarlos en tiendas de seguridad o en Internet, o incluso fabricar uno. Incluso hay una guía de "hágalo usted mismo" en WikiHow (
Pulse aquí).
Ilustración de una jaula de Faraday para dispositivos móviles.
Conclusión
Es bastante obvio que el rastreo o seguimiento de los teléfonos inteligentes es una preocupación válida para la mayoría de los usuarios. Con estos dispositivos actuando como un diario abierto a nuestra vida cotidiana, la seguridad y la privacidad se convierten en primordiales. La miríada de formas en que los smartphones pueden ser rastreados -desde datos de localización GPS, vulnerabilidades de Wi-Fi públicas, conexiones de torres de telefonía, recopilación de datos de aplicaciones, hasta tácticas más manipuladoras como el rastreo stingray o el stalkerware- es alarmante.
Sin embargo, es fundamental tener en cuenta la verdad fundamental de que los teléfonos ilocalizables, según la definición más estricta, no existen intrínsecamente.
Todos los teléfonos móviles conllevan cierto grado de rastreabilidad debido a su propio diseño y a la naturaleza de la comunicación inalámbrica. El objetivo, por tanto, no es crear un teléfono "imposible de rastrear", sino tomar medidas que puedan minimizar drásticamente la facilidad con la que tu dispositivo puede ser rastreado.
Los consejos anteriores ofrecen medidas proactivas que todo usuario de smartphone puede aplicar. Desde lo más básico, como apagar completamente el dispositivo o activar el modo avión, pasando por desactivar los servicios de localización GPS y evitar las redes Wi-Fi públicas, hasta medidas más avanzadas, como emplear una aplicación VPN o utilizar una jaula de Faraday.
Estas precauciones no sólo ofrecen una solución puntual. Por el contrario, fomentan una actitud de concienciación y vigilancia que puede ayudar a protegernos de cualquier posible violación de la privacidad. Es fundamental recordar que nuestros teléfonos, por muy cómodos que sean, también pueden ser puertas de acceso a nuestra vida personal.
Mantenernos informados sobre cuestiones de privacidad y utilizar herramientas para salvaguardar nuestros datos debería formar parte de nuestra rutina diaria. Nadie quiere que se haga un mal uso de su información personal ni que se vigilen sus vidas en secreto. Hacer que tu teléfono sea imposible de rastrear no es una hazaña sólo para expertos; se trata de tomar las decisiones correctas sobre privacidad con regularidad y de estar informado sobre cómo funciona tu tecnología. Al tomar estas medidas, pones tu privacidad y seguridad en tus manos.